“La paz y la guerra empiezan en el hogar”. En el sentido de estar y ser como uno es; tranquilo y si se quiere desnudo, sin ojos que juzguen ni miedos que le teman a los juicios. El calor de casa no se reemplaza con nada, porque se lleva dentro y se deposita donde no se extingue, donde a uno le plazca: en una morada de madera o de piedra, en un amante, en carne y salsa, en un continente helado, una selva o en una Ciudad Condal.
[7 ilustradores; 7 maneras de pertenecer]
Estamos todos invitados!
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